jueves, 18 de junio de 2020

Suéltalo


Tal vez lo leas, tal vez te lo pase, tal vez lo veas, tal vez ninguna de las anteriores.

No voy a justificarme porque eso es lo que hacen las personas que han hecho algo malo o han querido alguna vez hacer daño. Esto último es lo que han querido hacerme a mí y es lo que te había escrito en aquel SMS.

No voy a atacar a nadie a pesar de ya por fin haberme enterado de todo incluyendo personas que antiguamente orbitaban en mi vida sin acercarse. A pesar de estar en todo mi derecho a decir esas 4 cosas a cada una de las personas implicadas ya sea que son personas que hayan empezado todo o sean personas que hayan creído alguna palabra, y aún estando en mi derecho no lo haré porque soy una persona leal y solamente hablo con las personas que me importan y que sé que el camino más corto es el camino que va recto.

Tú me importas aún habiendo ocurrido todo lo que ha pasado, tal vez me tengas un odio increíble o que pienses gracias a esas personas que soy ese tipo de personas que nos han ido afectando a lo largo de nuestra vida y no voy a decir la palabra. Yo no, no odio, ya he dicho a tu amiga que te sigo teniendo cariño.

He aprendido muchas cosas contigo, he aprendido a valorarme, he aprendido a aceptarme, he aprendido otra manera de comunicarme, a vivir las cosas un poquito más intensamente.
También he aprendido muchas cosas malas, que al experimentarlas sé que son cosas que no hay que hacer y cosas que quiero evitar el resto de mi vida.

Leyendo entradas anteriores me he dado cuenta de que hay personas que aún están y otras personas que no están, de mi evolución. Cuándo más escribía era recién salido de una de las peores etapas de mi vida, vida que alguna ocasión llegué a contar. He estado hasta hace realmente poco afectado por los daños ocasionados con esa relación y que empeoró con creces tras la siguiente. Mi problema fue no saber gestionar las cosas, nunca tuve tiempo para pensar, nunca tuve tiempo para hablar ni abrirme a alguien que me permita ver las cosas de otra manera. Se minó tanto mi personalidad que tuve que labrarme el ser el yo que soy ahora con el que soy feliz. El que conociste en la cola del concierto de Ayax, el que conociste por las tardes en los mensajes de Instagram, el que conociste por las videollamadas. Ese soy yo y no sabes lo tanto que agradezco que hayas entrado en mi vida aunque haya sido muchísimo más breve de lo que sé que en principio deseábamos.

Supongo que las historias tienen un final pero siento que no es un final digno de una buena y gran historia. Sigo pensando que el “guión” (siguiendo con la jerga cinematográfica) que se nos ha asignado está todo en borrador que las cosas se pueden solventar de una mejor manera. Las cosas no serán las mismas, las situaciones cambian, las cosas cambian, yo cambio, tú cambias. Pero los finales pueden mejorarse a veces, este es uno de los casos. No merecemos este final para una gran historia. ¿No te pasa que ves algo, lo lees y aunque sea corto lo disfrutas por el pedazo de final o por la súper moraleja que te deja? Esta es la que merecemos. Creo que merecemos esa conversación, que podamos mejorar ese final, ese amago de Plot twist que hace que todo lo de atrás o cobre mejor sentido o que te lo cambie por completo. Esas cosas que hacen que una historia sea memorable por siempre, aunque ya para mí lo es por varias razones y esta es una de ellas, tener este tema a medias deseando con todas mis ganas que acabara el confinamiento para poder verte y acabar esta historia que debió acabar de mejor manera.

No soy esa persona que dicen que soy, no quiero hacer daño a las personas que quiero ni a las que me importan. No podemos cambiar el pasado y remover aguas pasadas no es lo que quiero precisamente.



Todo se puede mejorar con una sonrisa mínimamente.




Edit 17/06/2020

Hoy te vi (17 de junio 2020) y sentí algo muy fuerte. Deseaba que me vieras, deseaba que sonrieras, deseaba que habláramos y tuviéramos una de esas conversaciones en la playa en la que tanto tú como yo nos abrimos (más tú que yo fue en la realidad).

Pensé que me odiarías, pensé que no quieres saber absolutamente nada de mí, que te iba a molestar.

Pero al tiempo me calmé y solo con saber que estás bien tenía más que suficiente. En su coche, ella vestida de blanco con flores (o eso parecía) irradiaba de todo. Como siempre. Un ser de luz.

La echo de menos, para qué mentir.

Echo de menos salir con el coche, perdernos con nuestra música, poner cualquier tema chorrada, cantarlo a gritos y decir “venga CANTA CONMIGO”, oírla reírse y bailar en el coche mientras aplaudimos.

Sigo pensando que a día de hoy podríamos pasarlo bien igualmente.

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