jueves, 24 de enero de 2013

Aun no me lo creo

Después de 4 años y medio se ha vuelto a repetir la escena del cementerio pero esta vez más dolorosa y en un día señalado como es el Día de Reyes. No se me va de la cabeza cuando vi a mi madre llorar totalmente desconsolada mientras decía: "Aun no me lo creo, de verdad que no me lo creo. Verla así sufriendo fue de lo peor que he visto nunca", y me acerco a mi abuela por detrás y estando junto a ella veo de frente como entra el ataúd empujado por mi padre, amigos y vecinos de ella que además de empujarlo le daban esos clásicos golpes que significa como en los coches un "Hasta pronto", escuchar a mi abuela decir: "Ya no la veremos más".
Yo aun sigo sin creérmelo, cómo una persona tan joven no quiso seguir luchando y decidió SUFRIR de esa manera. Una enfermedad tan grave y sobretodo dolorosa. El último fin de semana la pasó en mi casa, 3 días más tarde estaba en el hospital y todos incrédulos. Al día siguiente me despierta mi madre diciéndome: "A tu tía le quedan par de días" (Qué buena noticia para empezar bien el año). Días que después de eso he estado con no demasiado humor, pidiendo salir a mis amigos y despejarme.
La enfermedad era tal que mi madre se quedó la segunda noche y tal como describió, lo pasó fatal, no podía dormir del dolor, la movías y gritaba del dolor que parecía que la estaban torturando. A partir de ahí los médicos decidieron sedarla para que dejara de sufrir y siguiera así hasta que su corazón parase. Ese mismo día fui a verla, la tarde de un 4 de enero, estaba totalmente sedada y le costaba MUCHO respirar. Me voy, y gracias a que apareció Laura (la peliazul) y me sacó de mi casa esa noche. Mi padre se quedó con mi tía esa noche. Me contó que se quedó con ella acariciándole el brazo, se quedó dormido y le despertó el hecho de dejar de oír a mi tía respirar. Esa noche no podía dormir, hasta que de repente llama mi padre a las 3 y media de la mañana: "Ya está, ya falleció".
Gracias a que pasó Dreiser con Luci por mi casa y a que por la tarde aparecieron Ajota, Robert y quedamos con Ivana después de la Cabalgata (que obviamente no fui) que me despejaron e hicieron que me olvidara totalmente de lo que había pasado.

Ahora, todas las lágrimas que no he derramado en el cementerio (me controlé muchísimo y no se por qué) los estoy derramando ahora. 

La echo de menos...

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