domingo, 7 de julio de 2013

¡Adelante!

Solo quiero agradecer a todo y a todos, todo lo que me ha pasado y lo que me está pasando. Me siento tan bien que cualquier cosa mala que me pase le veo a los dos segundos ese punto positivo y pensar "No voy a pararme por esto, no me pienso volver a estancar".

Es lo bueno de tener una vida plena y feliz, lleno de progresiones. A veces temo, y llegué a pensar que no se cuándo he tocado fondo ni si lo tocaré. Esa incertidumbre es lo que hay que evitar puesto que la vida sigue adelante aunque no existamos. ¿Vamos a rendirnos sin más? Reconozco haber caído muy bajo y tener una vida, no mala pero sí desaconsejable. La vida es una constante evolución y debemos hacer lo que nos haga felices, cueste lo que nos cueste, ya que no todo va a ser regalado y no todos tenemos -por desgracia- la misma facilidad para las cosas. Mi ideología filosófica -y personal, ya que siempre he sido así- no me permite creer en algo que no esté al alcance de nuestras manos. Todo lo que obtenemos no es objeto de deidades ni mucho menos. La suerte no existe. La suerte la utilizamos para explicar de manera rápida, sin argumentos o con incógnitas que desconocemos por completo las cosas buenas o malas que nos ocurran. Es tan sencillo como decir que todo es producto de algo, puesto que entendemos que, por lo mismo que la suerte, la casualidad no existe tampoco, todo es causal. Si te toca la lotería no es por suerte.

En el caso de la ONCE, tienes un número que has escogido y esperas a que te toque ese. Si toca, ganas. Si ganas no es por suerte, en absoluto, ganas porque unas bolas cayeron por cuestión de aleatoriedad -ausencia de arbitrariedad- y ha coincidido con el número que has comprado. Por tanto, puedes acceder al premio, pero no es suerte.

También contamos con la popularmente llamada mala suerte. Ejemplo: Estás en un centro comercial dando un paseo, de compras. Aparece un señor enmascarado y armado a atracar esa tienda en la que te encuentras en ese momento. Amenaza con su arma y ordena que todos se agachen. Acto seguido, aparece alguien por detrás sin experiencia y trata de tumbar al sujeto. Esta arma se dispara accidentalmente y esa bala te hiere de muerte. ¿Fue mala suerte? Ocurrió por haber pasado por detrás sin hacer las cosas con cuidado, con toda la buena intención del mundo, el arma tenía un gatillo sensible y en ese momento del golpe el sujeto mueve el arma, este gatillo accidentalmente se presiona y el disparo te dio. Cabe añadir que hay que debemos tener el cuenta la necesidad y las causas del atracador para tratar de atracar. No hay nadie arbitrariamente -en estos casos- que diga qué va a pasar y todo está conectado.

He tradado varios temas:
  • Felicidad y optimismo.
  • Trabajo.
  • Ausencia de deidades.
  • Casualidad y Causalidad.
Todo para hablar del efecto mariposa que es un concepto más que amplio. Todo está conectado.

¡Hasta otra!

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